Una investigación desarrollada con monjas de clausura sobre el consumo de cerveza demuestra que la ingesta moderada de la bebida disminuye los niveles de colesterol y los riesgos cardiovasculares y ayuda al metabolismo oxidativo, lo que permite disfrutar de un envejecimiento más saludable. El estudio, que se inició hace cuatro años y cuyas conclusiones se presentaron ayer en Salamanca, fue realizado con un grupo 50 religiosas de los conventos de San Miguel de Dueñas, Santa María de Carrizo y Santa María La Real de León.
Mes y medio sin alcohol
Antes de iniciarse el estudio, las religiosas permanecieron mes y medio sin ingerir nada de alcohol. Después, durante 45 días, se añadió a su dieta la ingesta de un total de 500 mililitros de cerveza en dos tomas diarias; posteriormente pasaron otros seis meses sin consumir alcohol para finalizar el tratamiento con la ingesta de lúpulo, uno de los ingredientes fundamentales en la elaboración de la cerveza. Entre las conclusiones de la investigación, Valls destacó que la ingestión de cerveza sin alcohol disminuye los niveles de colesterol total, algo que se hace especialmente evidente en los individuos con tasas superiores a 240 mg/dL y que el consumo de lúpulo disminuye los niveles de triglicéridos y colesterol total.
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